La IGP o Indicación Geográfica Protegida surge de la demanda por parte de los payeses del Camp de Tarragona con el fin de conseguir el reconocimiento a la calidad del producto que cultivan. El reglamento fue aprobado mediante una orden del DARP (Departamento de Agricultura, Ramaderia y Pesca) el 25 de septiembre de 2001.
La Indicación Geográfica Protegida es un distintivo de calidad que ofrece la Unión Europea para distinguir productos de los distintos departamentos de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalidad de Cataluña. De este modo, los productos con este distintivo de calidad, se diferencian por su método de producción y de elaboración de las materias primas que proceden de una zona geográfica concreta. Esta distinción ofrece a los consumidores, disfrutar de productos de una gran calidad, ya que son productos cultivados en el campo con unas condiciones de clima, suelo y esfuerzo por parte de los agricultores excepcionales, siendo así, productos aptos para los paladares más exigentes.
Los calçots con IGP se reconocen porque están relacionados con un hilo azul del que cuelga una etiqueta numerada con el nombre del productor y el logotipo de «Calçot de Valls». El área de producción de la IGP «Calçot de Valls», se sitúa en las comarcas del Alt Camp, Baix Camp, Tarragonès y el Baix Penedès y son tierras que el Consejo Regulador considera aptos para la producción de calçots. Las prácticas de cultivo serán las tradicionales que tiendan a conseguir la mejor calidad del producto.
Los calçots, antes de su comercialización, deberán cumplir unas características mínimas. Su aspecto debe ser el de un calçot entero y sano, sin humedades exteriores anormales ni olores ni gustos extraños. El calçot de Valls deberá tener una longitud de base blanca de 15 a 25 cm de largo y un diámetro medido a 5 cm de la raíz de entre 1.7 y 2.5 cm. Los calçots se presentarán en fajos de 25 y 50 unidades, etiquetados y relacionados con la cinta característica del «Calçot de Valls».