Cuando hablamos de productos de proximidad, también conocidos como productos Km 0, hacemos referencia a aquellos productos que se producen y/o recolectan en zonas cercanas a su lugar de venta, donde son adquiridos por el consumidor final. Adquirir este tipo de productos, además de contribuir a mantener una alimentación más saludable, también constituye un hábito sostenible a través del que se promueve una relación más responsable con el medio ambiente y reducir el número de intermediarios y costes asociados que pueden existir entre los productores y el consumidor final.

Al comprar alimentos de proximidad también estaremos adquiriendo alimentos de temporada, consumiendo en cada época del año los productos de temporada, siendo un factor vinculado directamente con su lugar de procedencia. Por ejemplo, si te encuentras en los mercados de tu ciudad con alcachofas en el mes de enero o febrero, esto será señal de que esa alcachofa no ha sido producida en España, pues se trata de una verdura con dos temporadas ideales, una en otoño y otra en primavera, dependiendo del clima de la zona donde se produce.

Ya son muchos los expertos en distintos ámbitos como pueden ser, agricultura, ganadería, pesca, nutrición, alimentación, medioambiente, entre otros, los que manifiestan la necesidad de impulsar el consumo de productos de proximidad. El consumo de productos de proximidad se hace prioritario por varios motivos beneficiosos para todos, a continuación enumeramos los mismos:

  • Mejoran nuestra alimentación, y por lo tanto, nuestra salud.
  • Sostenibilidad (no es lo mismo traer naranjas a 20 km que a 1.000 km) y reducción de carbono.
  • Temporalidad (consumir en cada época del año los productos de temporada).
  • Reducen el desperdicio alimentario, ya que muchos alimentos se estropean durante el transporte.
  • Ayudan a promover la economía local y a proteger la calidad de la cadena alimentaria apoyando a agricultores y ganaderos.
  • Ayudan a reducir el número de intermediarios y costes asociados entre los productores y el consumidor final.

Por todo ello, creemos que es necesario que las políticas locales apoyen el consumo de estos alimentos frescos de proximidad y protejan al pequeño productor y que los consumidores sean capaces de saber el origen de los alimentos que consumen.